Edimburgo, 1817. Un castillo aislado se convierte en un hospital improvisado para una alumna decidida a resolver un misterio que pone en peligro a los pobres de la ciudad y a hacer realidad el sueño de su vida.
En "Anatomía: Una historia de amor", de Dana Schwartz, Hazel Sinnett pierde su estatus como la más brillante promesa de la clase de anatomía de un reputado cirujano cuando se descubre que había estado disfrazada de su hermano fallecido todo el tiempo. Dado que las mujeres tienen vetada la profesión de cirujano, hacerse pasar por un hombre era la única forma de asistir a las clases del Dr. Beecham, una educación vital para que Hazel pudiera seguir una carrera en la que pocas mujeres, o ninguna, pueden progresar. Para una noble como Hazel, la sociedad sólo ha determinado un camino adecuado para su vida; su ventajoso matrimonio con su primo vizconde asegurará su papel de esposa y madre, un destino que acecha en las sombras de un camino sin salida que Hazel ha jurado no recorrer jamás.
En su lugar, se convertirá en cirujana, haciendo realidad los años que ha pasado estudiando todos los libros de medicina de la biblioteca de su difunto padre. El libro de anatomía que el abuelo del Dr. Beecham era famoso por escribir ha sido la guía de Hazel, y cuando supera a todos los demás en la clase de anatomía, incluso su instructor reconoce cómo su talento y dedicación podrían convertirla en una de las mejores cirujanas de su tiempo; es una pena que en su época las mujeres no puedan ser cirujanas. El doctor Beecham lanza un reto a Hazel: si consigue aprobar el examen de medicina por sí misma, el doctor le permitirá matricularse en la universidad. Tiene una oportunidad, pero las probabilidades caen de su lado sin el aspecto más importante del aprendizaje: la experiencia práctica. Hazel necesita cuerpos para estudiar; su sueño depende ahora de un milagro.
Entra en escena el único resucitador de la ciudad que conoce a Hazel gracias a un encuentro casual. Jack Currer se gana la vida robando a los muertos, vendiendo sus cadáveres frescos a los anatomistas para que los estudien. Pagan bien por un material tan demandado, pero las autoridades están al acecho para hacer cumplir la ley. Al fin y al cabo, robar tumbas es un delito, aunque el mercado de cadáveres esté formado por futuros médicos que saben exactamente de dónde proceden sus sujetos. Hasta ahora, Jack ha conseguido esquivar a la policía, pero cuando cada vez más compatriotas suyos empiezan a desaparecer -y luego a reaparecer, con dolencias inexplicables-, sospecha que hay cosas peores en la noche que persiguen a los hombres resurrección. Sus transacciones con Hazel Sinnett, proporcionándole los cadáveres que necesita para estudiar, pronto se convierten en un esfuerzo conjunto para descubrir cualquier fuerza misteriosa que tenga como objetivo a los ciudadanos más pobres de Edimburgo.
"Anatomía: Una historia de amor" es perfecto para los aficionados al misterio y a la ficción histórica. El profundo amor de Schwartz por el escenario se refleja en su bien documentado retrato de la época. Dejando a un lado los elementos sobrenaturales, se mantiene fiel a las actitudes de esta sociedad y a las condiciones que soportan tanto Hazel, una noble recluida, como Jack, un criminal indigente por necesidad. La autora explora las realidades de vivir en una época así, al tiempo que pide al lector que considere que esas actitudes anticuadas no eran compartidas por todos. Hazel, en particular, es muy consciente de su situación y de cómo llegó a ella, pero tiene un sueño para sí misma que ama más de lo que la presión de su posición puede aplastar.
Esta es la verdadera historia de amor en el corazón de "Anatomía", la de una mujer joven y la carrera que ha decidido para sí misma. Los toques de terror y fantasía proporcionan suficiente intriga para mantener al lector enganchado, mientras que la precisión del escenario mantiene la historia con los pies en la tierra. Es un misterio gótico de combustión lenta que inspirará a los lectores con su decidida heroína.